A Zaragoza o al charco

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La historia de A Zaragoza o al charco tuvo lugar en el siglo XIX y está basada en hechos reales fidedignos. La historia se desarrolla a escasos 15 kilómetros de Zaragoza, y es otro relato sin pies ni cabeza que carece de ningún tipo de sentido. Aunque no sabemos a ciencia cierta el nombre del protagonista de nuestra historia, sabemos que el otro era sin duda alguna de Zaragoza capital.

Pa Zaragoza siga la flechica

Historia de a Zaragoza o al charco

Érase una vez un zaragozano que volvía a su Zaragoza natal. Andaba tranquilo con su gallata y su cachirulo, cuando se le apareció Dios en forma de nativo zaragozano, y le formuló una pregunta nada impertinente:

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

El maño sospecho de la procedencia del tipo, pues carecía del acentico típico de la Noble Ciudad Inmortal.

-Maño: "A Zaragoza", le espetó desconfiado.

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios, desconcertado y furioso, decidió que se merecía un castigo por su desfachatez, así que lo convirtió en rana y lo dejó en un charco cercano.

Al día siguiente, Dios volvió a la charca y le volvió a conceder su forma original, y volvió a dirigirse al maño nuevamente.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena. Tras otro día en el charco, volvió Dios a concederle su forma "humaña". Sin dilación, como si nada hubiera pasado, volvió a dirigirse hacia el maño.

-Dios: "¿A dónde vas paisano?".

-Maño: "A Zaragoza"

-Dios: "¡Hombre! ¡Será si Dios quiere!

-Maño: "Pues quiera o no quiera, yo voy pa Zaragoza".

Dios volvió a sentirse insultado por su impertinencia, y decidió volver a castigarlo con la misma pena.

Y no es que aquí termine la historia, en absoluto, este último párrafo tuvo lugar esta misma mañana, pues los dos han decidido no bajarse del burro, y cada día baja Dios a ver al maño, formular la misma pregunta y recibir la misma respuesta.

No hay final a la vista.


Moraleja

Quien piense que un maño no es cabezón, que le pregunten al pobre 600 Smart en el que no decían que iban a caber 50...

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